Entre la brisa acalorada y el frescor del verano
La savia me recorre el cuerpo sin esfuerzo alguno,
Y con la esperanza viva en el devenir del futuro
Pinto entre salitre un verso inexplorado.
Aunque mi mente oiga incesantes ruidos
Que mi insegura fe deja mostrar con reparo,
Mi planta intenta crear frutos dulces, y caros,
Con optimismo inerte, aunque dolorido.
Sigue el tiempo sereno, la estrella nefasta,
La mente inquieta y desapacible.
Las flores coloridas e inaccesibles
Crean cánticos de loro encarcelada.
Y mientras la creación se muestra amarga y deseada
Y mi alma a bordo de sistemas bipolares,
Con el cuerpo erguido aunque tambaleante
Cuento los días y paro, porque el pensar me aplaca.
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